Después de generalizar con los conceptos de la “Cultura GIL”, vamos a centrarnos en lo que concierne a Estepona. Aunque la cátedra de la Universidad GIL en Marbella parece haber llegado a su fin, parece que esta tiende a instalarse en Estepona, y no precisamente como la universidad que tanto deseó dejar en la ciudad Antonia Guerrero. El motivo no es otro que en la política local se encuentra el alumno más aventajado de los catedráticos del GIL: Don Ignacio Crespo.
Ex – concejal del GIL en su legislatura en Estepona, tras la espantada realizada por no gobernar en la siguiente y con los problemas que disolvieron la agrupación gilista en Estepona, il duce madrileño creó un partido independiente para las elecciones del 2.003 con antiguos compañeros de la etapa de gobierno GIL. El mismo perro con diferente collar, porque la dinámica como partido conserva los principios básicos de la “Cultura GIL”. Y claro, como aquí todavía no ha explotado la mierda, los nostálgicos del GIL dieron el apoyo suficiente para que este tuviese poder suficiente en una corporación.
Aunque Crespo es uno más de los muchos integrantes que han militado en la Universidad GIL, a punto de agotar su primera legislatura como cabeza de partido en la que ocupa distintas concejalías y una tenencia de alcaldía, demuestra que es de la vieja escuela y el alumno más aplicado. Para el que aún no se haya dado cuenta, el por qué de esta aseveración tiene su explicación en que el señor Crespo mantiene un modus operandi que práctica cada día, sobre todo a falta de menos de un año para elecciones. Claro está que esta forma de actuar es gilista en toda su esencia, pero aprendiendo de los errores que le impidieron al GIL la mayoría en el 99 y corrigiéndolos.
El Sr. Crespo ofrece y consigue empleo a todo el mundo a cambio lógicamente de que le recojan votos, encajando a estos peones en empresas municipales en quiebra absoluta, con plantillas sobrecargadas a las que cuesta trabajo pagar a final de mes, o empresas privadas con concesiones dadas ilícitamente desde su posición de concejal de varias áreas. Sigue haciendo de la seguridad ciudadana su fortín particular, instruyendo a los cuerpos municipales de seguridad a ser militares en estado de sitio, en lugar de protectores del pueblo. Y como no, se encarga de la imagen de la ciudad a la que siempre adorna con parques, rotondas y monumentos en las rotondas, sin ofrecer estos servicios a concurso público, otorgándolo a dedo a empresas por las que quién sabe lo que pillará bajo cuerda.
Visto así cumple lo enseñado en la Universidad GIL, pero rearmando la estrategia con un poco de clase de historia de la que aprender de los errores pasados. En las elecciones del 99 el GIL perdió gran cantidad de votos por tocarle la moral a la gente de los campos esteponeros. Ahora con el POT, el señor Crespo es el primero en línea de tiro de toda manifestación que concierna a este tema, dejando claro que si por él fuera el POT lo diseñaría el descansado de Jesús GIL (catedrático y fundador de la universidad que lleva su nombre) o el mismísimo Juan Antonio Roca (catedrático de urbanismo de esta facultad).
Siguiendo con la estrategia de rearme, Crespo se presenta en todo acto social que se celebre, siempre y cuando haya medios de comunicación presentes, para dejar constancia de que él tiene conciencia social y se preocupa por los más desfavorecidos. Esta quizás es la demagogia que más pena y asco da al mismo tiempo, porque una cosa es jugar sucio y otra aprovecharse con malas artes de la gente que peor lo pasa por tal de dar imagen ante el pueblo.
En el siguiente punto estratégico diseñado por Crespo están las ayudas económicas a colectivos de la ciudad. Quizás esta es la parte en la que todos nos deberíamos hacer ciertas preguntas que aunque no lo parezca si nos afecta. Treinta mil euros a la U. Estepona C.F., tres mil al CAB Estepona, otro tanto para algún deportista individual, entre otras varias acciones. Lo curioso de esto es que los cheques entregados son siempre al portador, donados por un alma caritativa. Si es así, ¿por qué demonios lo entrega a los colectivos el señor Crespo en la sede de su partido? ¿Será por qué es dinero ingresado de forma ilícita sin haber sido justificado por las arcas municipales?
Lo peor de toda esta ideología al fin y al cabo fascista, es que éste facha y los que siguen su forma de actuar, creen que el pueblo y sus ciudadanos tienen un precio. Un precio que vale un voto o el de muchos de una sola tacada, porque sabe aprovecharse de la miseria de la gente que busca un empleo o un pellizco económico del que salir adelante con sus proyectos Sabe aprovecharse del miedo de la ciudadanía por su seguridad y de la gente que ve como una ley puede romper sus proyectos de futuro. Pero no culpo a los ciudadanos que se dejan convencer tan fácilmente, ya que mientras encuentren respaldo para tirar hacia delante, los medios para ello no importan nada. La única pega al respecto es que venden el alma al diablo, el alma social que debemos conservar la gente de la calle para que nadie nos mangoneé y nos conviertan en títeres para apoderarse de una riqueza que tiene dueño: el pueblo.
También es justo decir que lo que hubo antes del GIL en Estepona no ha sido lo mejor para llevar las riendas de la localidad, y que la mayoría de lo que hay ahora bajo símbolos de izquierda, centro o derecha tampoco miran por los intereses ideológicos que representan sus partidos, porque también en parte se han quedado con nociones de la “Cultura GIL”. El pueblo soberano se debe convencer que hay gente dispuesta a trabajar por su exclusivo bien, sin hacer de ello una forma de conseguir una vida de lujo. Simplemente hay que saber quien procesa vocación de corazón, e implicarse en la vida social esteponera, para que nadie imponga sus leyes mafiosas y fascistas.
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